11/11/09

Cueva de la autopista

El grupo se compuso por parte de dos miembros del SEUPV, Rebeca Roca y Luis Nogueira, y dos amigos, Miguel, con ya práctica en cavidades, y Osiris.
Salimos a la hora prevista y se llegó al parking de aproximación (sobre el cementerio de real de Gandia) sobre las 10. La aproximación fue un poco liosa, una vez cruzada la autopista ya que nos pasamos el desvío y tuvimos que hacer algún apaño. Las entradas de la cueva se localizan aproximadamente a 300 metros hacia el norte una vez cruzado el túnel que cruza desde el lado este al oeste de la autopista, y la aproximación hay que hacerla justo en paralelo a la autopista, nada más cruzar el túnel, hay que saltar la valla.
Desde el acceso nos encontramos con una red de galerías en el cual las bifurcaciones, desvíos, giros, embudos, se suceden continuamente, haciendo fundamental una topografía detallada y un compás para orientarse y localizar las galerías correctas. En los distribuidores las salidas se encuentran en diferentes planos y por ello es fundamental ese detalle.
Las salas se suceden, y en ellas la localización de la continuidad y la orientación nunca es evidente, y sería imposible si no se conoce al dedillo la progresión o llevando la topografía y el compás.
En una de ellas coincidimos con un grupo que salía que resulto ser el autor de la anterior topografía y nos dio algunos detalles de la progresión.
Hasta la sala P.50, al menos 1 hora de camino no encontramos ningún aliciente más que el puro desarrollo de la progresión horizontal y la orientación, ya que nos encontramos con numerosos obstáculos salvables fácilmente, pero que permiten al primerizo aprender todos los tipos de progresiones: gateras, destrepes, escaladas, etc... En dicha sala nos encontramos con aragonito, excéntricas, formaciones de cuarzo, todas ellas de tamaño considerable y preciosas.
Y es entonces donde nos encontramos con una de las primeras dificultades serias de orientación, que se sucederán hasta la ansiada sala de las maravillas.
Tras buscar por numerosos corredores, encontramos la conexión que nos llevará hacia la zona que comunica con la citada sala, y es la llamada sala del pulpo. A partir de allí se suceden numerosas galerías que obligan de nuevo a reptar y andar en cuclillas (nos habíamos olvidado de ello desde la sala P.50).
Tras un largo camino, los componentes empiezan a estar cansados, y es que ya eran las 15, y llevábamos al menos 4 horas dentro de la cueva tratando de progresar. Ante la cercanía de la citada sala, el grupo decide intentar encontrarla. Se alcanza una sala en un distribuidor que además de polvoriento tiene algunas formaciones. Pasamos un paso bastante difícil de localizar, que luego encontraríamos tras pasarnos unos 20 metros.

Progresamos al menos 30 metros más hasta una sala, donde el cansancio se hizo sentir en algunos miembros del grupo, donde se decidió hacer un receso. En esa zona, que es el empalme con el sector oeste, salen muchos tramos, algunos ni topografiados ni explorados. Después de 45 minutos, la desilusión empezó a hacer mella, y se decidió volver, sin embargo, se encontró a través de un paso superior (se iba buscando dicho acceso porque se nos había advertido anteriormente de dicha dificultad) una progresión que coincidía seriamente con la orientación del corredor de llegada. Tras progresar unos 20 metros, se llega a una escalada. Al llegar arriba, por fin la encontramos. La sala de las maravillas ante nosotros, con el pozo de 80 metros. Una de las salas más bonitas que un servidor ha visto en la Comunidad Valenciana.

Con las pertinentes fotos realizadas y ya con el resto de miembros nerviosos por nuestra ausencia, volvemos al punto base, y se decide ante la hora (ya las 16:30) y el cansancio de los miembros hacer el retorno. El retorno que calculé que sería mucho más rápido nos llevó algo más de una hora, lo suficiente para tener luz suficiente a la salida y hasta recoger las cosas en el coche.

Con el cuerpo magullado y dolorido y queriendo endeudarnos por un baño, llegamos a Valencia, y cada uno decidió descansar a su manera las siguientes 12 horas.

En definitiva, una cavidad que merece la pena si se alcanza la cueva de las mil maravillas, objetivo no muy sencillo, y que sin duda nos dejará listos para una buena sesión de baño y cama. (8-11-09)

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